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Tríptico de un hombre salvaje que busca su camino

Tríptico de un hombre salvaje que busca su camino

ODIO

 

Odio la sumisión de mi madre a mitos extranjeros.

Odio la familia hipócrita que nos dan como limosna.

Odio al capitalismo porque nos ganó la partida, desde el comienzo.

Odio a los que roban, pero más odio sus mentiras en la insípida prensa, que no habla de su pueblo.

Odio a los noticieros que sólo ponen lo que ellos digan.

Odio a Ecopetrol y su propaganda que trabaja por los colombianos, mientras hace un banco en Suiza para robarse la plata que les dan por quemar la sangre de esta fecunda tierra.

Odio nuestra riqueza porque fomenta el dinero fácil y la pobreza.

Odio a Uribe a Santos a Vargas Lleras a Peñalosa a Ordóñez a sus peones, a sus patrocinadores y a todos sus cómplices filibusteros, a sus padres por concebirlos igual de cínicos que ellos, al palo que no les dieron, para que aprendieran a respetar lo ajeno.

Odio a Simón Gaviria que fue quien conjuró el Plan de Desarrollo que legaliza la desigualdad y hoy dice frente al Congreso que tenemos una sociedad desigual por la que hay que preocuparnos, pero él quizás no lea esto.

Odio a Egipto por crear un imperio, de otro imperio, que reprodujo el mismo hasta este tiempo.

Odio a la reina, porque no tiene más que sus curvas.

Odio a los que dicen encima que las mujeres tienen los mismos derechos, cuando son usadas, no queridas.

Odio a los chicos rebeldes que se dispersan en su ego.

Odio haber sido rebelde, porque estaría más tranquilo si no me indignara todo el tiempo.

Odio a la derecha por miope, por esclavizar, por estrecha, por mezquina, por aburrida, porque a pesar de ser tan absurda hay millones de borregos que tienen puesta su esperanza en ella, su vida es pisar otras vidas.

Odio la izquierda por mediocre, porque los que suben reproducen las mañas de los mismos a los que critican, porque el plomo que le han dado la ha ablandado, porque un partido está partido, cuando aquí el debate es entre muerte y vida.

Odio eso,

odio todo eso.

Me asquea,

me repugna,

me amarga la vida.

 

AMO

 

Amo las palabras de aliento de mi madre en medio de la tempestad.

Amo esa familia pequeña en donde no hay egoísmo, ni esquizofrenia.

Amo a los que saben que el capitalismo existe y nos agobia a todos.

Amo a quienes denuncian a los corruptos y han dado su vida por ello, este año van 27 almas arrancadas, pero el año pasado fueron cien más. Acumulando la montaña de sangre de este pueblo indolente.

Amo esos medios chiquitos que abren abismos en el subconsciente, que despiertan al pueblo, que ponen a gritar a la gente.

Amo a los que luchan por liberar la madre tierra, por dejarla respirar, por dejarla ser como era.

Amo esta tierra, por eso la cuestiono y quiero verla despierta.

Amo a José A. Galán a Quintín Lame a Gaitán a Pardo Leal a Bernardo Jaramillo a Pizarro y a Jaime Garzón, ellos nos enseñaron que dignidad vale más que la vida.

Amo a aquellos que contradicen, que cuestionan, que critican, que entienden que merecemos un mundo libre, que la política la hacemos todos, no sólo los que legislan.

Amo a Nazca porque lo único que quedó de su paso por la tierra fue un acueducto y un mapa en el desierto.

Amo el nomadismo, la propiedad pública, la armonía que no tiene pirámides, ni unos arriba y millones abajo.

Amo a los de abajo que no se resignan, que no entran en el juego de las oligarquías. Que tumban a reyes, destituyen presidentes, encarcelan a banqueros, que reclaman la alegría.

Amo a las mujeres dignas que saben que están oprimidas y buscan la igualdad por encima de la cobardía masculina.

Amo a los rebeldes con causa bien definida.

Amo ser rebelde porque soy consciente de lo que hay encima.

Amo a los que saben que más allá del partido están los otros, la solución es fácil si se piensa en todos,no sólo en los que controlan la economía.

Amo tu mano derecha y tu mano izquierda porque saben cómo inundar mi cuerpo con caricias.

Amo tus palabras que hacen crecer las mías.

Amo eso,

Amo todo eso.

Me conmueve,

me enternece,

me da un montón de alegría.

 

DESEO

 

Deseo el abrazo de mi madre el último día.

Deseo que mi familia sea la humanidad sin desidia.

Deseo la anarquía en donde lo importante es la autonomía, no necesitamos que nos manden y menos desde arriba.

Deseo que se acabe la opresión que lleva siete mil años y sólo nos ha dejado la experiencia del desencanto; cuando tierra hay para todos, pero muy mal repartida.

Deseo que cada ser humano tenga derecho a cultivar su comida.

Deseo que los medios populares inunden las consciencias para que la gente se despierte y se rebele contra la tiranía.

Deseo que la vida merezca ser vivida, que cada casa sea una escuela, que cada escuela sea un laboratorio del conocimiento, de la duda, del origen de la vida, de nuestra relación con el planeta, de sembrar más que copiar, de vivir sin manuales cada día.

Deseo la consciencia de los más de doscientos mil años que andamos en nuestro mundo sin divisiones; antes de la edad de los imperios en que andamos confundidos.

Deseo que se tumben los muros, que se borren las fronteras del mapa, que seamos una sola raza, igual en su diferencia, integra.

Deseo que en cada calle existan médicos de plantas y no de enfermedades, negociadas por las multinacionales.

Deseo que no haya más policía, ni ejército, ni reinados, ni corporaciones, ni cárceles, ni palacios, ni gobiernos, ni iglesias, ni pirámides, que no exista nada que nos recuerde la oligarquía.

Deseo que rebeldía no sea una palabra repetida.

Deseo que la gente tenga las mismas oportunidades, las mismas posibilidades para construir entre todos.

Deseo que no existan más Odebrecth, pagando a las dos campañas corruptas que desangraron al pueblo.

Deseo que no vuelva a jugar nadie con nuestra inteligencia.

Deseo que el hombre desarrolle todas las posibilidades en su vida, liberándose de la sociedad de consumo, del mercado, del capital.

Deseo que no existan más niños yunteros, ni mujeres marionetas.

Deseo a Gabo, a Cervantes, a Quevedo, a Lorca, a Borges, a Arreola, a Cortazar, a Rulfo, a Neruda, a Víctor Jara, a Bolaño, a Tito, a Gabriela Miranda, sus palabras me provocan, me sorprenden, me dibujan, me hacen la vida.

Deseo tu cuerpo cuando llega al mío y aun cuando estamos lejos, hundiéndose entre mis brazos, arrasando mi silencio.

Deseo tu voz cuando abren la puerta.

Deseo tus manos arando mi camino

Deseo  eso,

Deseo todo eso.

Me excita,

me mueve,

me levanta,

me ilumina.

 

G.L.C.

23 de marzo de 2017

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