Por: Oscar Castillo
Ingredientes:
- Un trozo de hoja virgen poco manoseada.
- Un esfero de mina con tinta, preferiblemente que tenga experiencia, superior a un mes pero inferior a dos meses en sus manos, para que haya confianza.
- Un espacio en el cual se sienta cómodo y no se distraiga, pero en el que tampoco se quede dormido.
- Una mente activa subversiva ante lo común, pero sin terrorismo a sus pensamientos.
- Una necesidad de decir algo y no una obligación de unir oraciones
- Una cesta limpia donde pueda desechar sus ideas arrugadas, pero de donde las pueda sacar de nuevo.
- Por último cuente con tiempo sin contarlo, y lo más necesario escriba lo que quiere escribir.
Preparación:
- Para iniciar contemple la pureza de la hoja.
- Tome su esfero; apóyelo en su mano parlante.
- Imagine de qué manera le gustaría contaminar la pureza de la hoja.
- Hágalo.
- Sea sincero con ella dígale lo que quiera.
- Si no se siente conforme, escúchela y si no le gusta tómela suavemente y échela a la cesta.
- Inicie de nuevo hasta que la comunicación entre usted y su hoja sean gratas.
- Si tiene problemas con el paso anterior tómese un descanso, dese un tiempo entre usted y su hoja.
- Vea otros noviazgos, quizás algunas relaciones famosas como las de Cortázar, Neruda o Vallejo le puedan ayudar.
- Escuche todas las hojas en la cesta tal vez alguna le llame de nuevo la atención y si no aprenda del error.
- No se sature; no fuerce la relación.
- Conquiste de nuevo a su hoja de diferentes maneras.
- Explore diferentes hojas.
- Cuéntele sus problemas:
- Si esta triste hágala su confidente.
- Si está feliz hágala reír.
- Si está enamorado acaríciela.
- Si esta iracundo úsela como arma.
- Si está vacío haga que su hoja lo llene.
Consejo
Si ha tenido que tachar alguna cosa en su hoja, no importa todos tenemos lunares.