fbpx

Por: Valentina Trujillo (Nina)

Me he sentado varias veces frente al tiempo disipando la misma situación.

Ya me veía yo aquí, de nuevo… Yo, los mismos ojos frente a un reloj con la incertidumbre de siempre.

Y he tratado de hilar nuestros momentos de forma tal que logre hacerme un amuleto contra las noches de incertidumbre y los días que llegan con tu constante intermitencia.

El tiempo por lamentable que sea, se me escurrió entre los dedos tratando de contar la arena que me dejaste en los zapatos al marcharte con tanto ímpetu y la vez en exceso de silencio.

Y estoy aquí, de nuevo, en una situación que ya había vivido. Escoltada por los segundos y con las letras que me amenazan queriendo que escriba sobre ti.

El fin fue como una luz opaca casi disipable pero muy floja para percibirla, un adiós taciturno que se esfumó fulgiendo el incendio de tu boca.

Dolió… porque me faltaron tantos días

Me faltaron más días

Me quedé con unas bragas nuevas y varias cosas por probar en la cama.

Nos faltó escurrirnos más la vida y escudriñarnos un poco más los huesos.

Me quedé con ganas de más viento en la cara y diferentes soles por conocer a 60 kilómetros por hora.

Me faltó contarte los lunares y lamerte las pestañas.

Me faltó dormir en tu pecho hasta ver la luna marcharse.

Me quedé con ganas de enamorarte.

Me faltó… porque la vida nos estaba regalando una buena munición de tiempo, del que yo quería derrochar contigo y tu querías utilizarlo como alas y viajar a otros destinos, porque corta sí te ha quedado la vida para conocer la adrenalina. El confort te robo juventud.

Y es que nos construimos sobre tierra inestable tratando de crear ciudades secretas, lugares alternos a la realidad, buscando escapar de la monotonía.

Con derecho a todo y sin eximirnos de nada.

Siendo honestos con las mentiras.

Creando lazos externos al amor.

Encadenándonos con el viento de tu aura y el fuego de mi ser…

Creando caos y matando el romanticismo que nos exigía el asunto.

Cómplices de nuestro secreto.

Nos pedí como catástrofe,

Como clima;

como viento arrasador y fuego desbordante.

Nos pedía con ganas y sin tiempo.

Quería que me convirtieras en agua y yo en tu aire

y luego me bebieras y después me amaras.

Nos quería imposibles.

Nos hice quiméricos.

La lluvia de nuevo se vuelve floja y finge ser un diluvio para producirse como avalancha siempre insistiéndome que cuente si existió un nosotros.

Entre tanta mierda que vivimos lo hermoso se desnuda en verdades que atraviesan como lanzas a matar.

Fue egoísta tu querer:

Entre lágrimas,

Intentos fallidos de olvidarnos,

Romances metafísicos,

Letras sin leer,

Encuentros clandestinos y lujurias ignoradas.

Entre lo sublime y lo fatal,

Hay allí  cierto sosiego de las memorias que nos quedan;

Y por lo menos para mí es merecedor convertirlo en historia.

Ha de ser un desastre digno de contar, claro que sin detalle para no arruinarnos el efecto sorpresa.

También recuerdo lo carnales que fuimos.

Que el sexo se nos olía

Y los besos adornaban el deseo encadenando los cuerpos con el calor que brotaba hacia el éxtasis.

Cogiéndonos con fuerza

Y con ganas de matarnos el aliento

Y consumirnos los gemidos.

Vendados los ojos, con caras extrañas, palabras sucias;

el morbo nos ahogaba entre caricias.

Éramos ardientes, con una sed amante

nos recuerdo así.

Después que el viento corra hacia el norte,

Y pasen las dolencias del vil sentir que nos dejamos,

Se transmutará a herencia antigua y noble de un tiempo inmemorable.

Siempre crepusculares.

Se sucederán millones de amaneceres,

Y de ocasos.

Y espero que mi propia imagen se vea deformada en otros rostros.

Y te vuelvas loco, porque la gente también merece condena así como yo amé constante a los que no me amaron.

Me quedé con ganas de un adiós,

Me faltó el fin.

Me quiero despedir de tu cuerpo y de tu voz,

De tu ausencia y del olvido.

Se me quedó atorado un adiós y quisiera utilizar metáforas pero prefiero ser clara.

Me partí el alma con vos y fuiste injusto en todo tu actuar.

Me sentía cansada de la situación

Pero me faltó un adiós.

Siento el frío,

Me dejaste congelar en medio del olvido,

No fue recíproco, no hubo acuerdo sólo silencio.

Quiero no guardar odio,

Quiero quedarme con lo bueno, pero me dueles todo el tiempo. Ha sido la edad de la incertidumbre.

Noctambulas se volvieron las letras de las canciones

Y como ríos se mostraban mis lágrimas,

Fue injusto.

Pero por fortuna soy resiliente y me adapto rápidamente a tu falta de querer,

Lo comprendo,

Es claro,

Ya pronto regresaré a mi estado original.

El volcán vuelve a dormir.

Los recuerdos y las promesas como fantasmas se trasladan pero todo debe buscar un equilibrio

Una balanza

Una posición equitativa

Una retribución de la entrega

Así que…

Me faltó un adiós junto a un gracias y quizás un te quiero.

Adiós.

 

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Entradas relacionadas

NO LES CREAN

Editorial periódico Techotiba agosto de 2014. Desde entonces defendemos la causa palestina. En 1947 Estados Unidos, Francia e Inglaterra convocaron a otros países para crear

Leer más »