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LA ESTIGMATIZACIÓN A LAS ENFERMEDADES MENTALES

Si bien sabemos el estigma se conoce como el comportamiento que hace que su portador genere una respuesta negativa y sea visto culturalmente como una persona inferior. El estigma es la etiqueta negativa que se le pone a las personas y resulta difícil desprenderse de ella.

En el caso de las personas con trastornos mentales, la sociedad suele llamarlos o etiquetarles como peligrosos, débiles e inútiles; lo que genera actitudes y comentarios discriminatorios de rechazo hacia ellos.

Hace unas décadas se tenía el pensamiento de que las personas que padecían de un trastorno mental debían pasar sus vidas encerrados en un manicomio, escondidos de la sociedad. Claramente este concepto a ido evolucionando, pero quienes se ven afectados por este tipo de enfermedades siguen siendo altamente estigmatizados y discriminados.

Según la organización mundial de la salud (OMS), la estigmatización hacia la salud mental es un problema global y la lucha para eliminarlo tiene que ser una prioridad para cualquier sociedad democrática y libre. El punto de vista que tiene la sociedad acerca de la enfermedad mental, muchas veces está basado solo en prejuicios, en la falta de conocimientos sobre el tema y la desinformación, en varias ocasiones influenciados por el sensacionalismo de los medios de comunicación, (presentar noticias destacando sus aspectos más llamativos con el fin comercial de provocar asombro o escándalo), que juegan un papel sumamente importante en la generación de estos, frente a las enfermedades mentales y de quienes la padecen. Existen casos reportados en donde personas con dicho trastorno han cometido actos gravemente violentos, sin embargo la mayor parte de estudios no confirman que estas personas sean más violentos que el resto de la población.

Es necesario eliminar el estigma ya que las personas con trastornos mentales deben enfrentar no sólo los síntomas propios de su cuadro, sino que deben hacer frente a dicho rechazo, los cuales tienen grandes consecuencias tanto en su calidad de vida como en su proceso de integración social. Las dificultades que ellos experimentan son en distintos niveles, menos oportunidades laborales, académicas, sociales e incluso en la prestación de servicios de salud.

La lucha contra el estigma requiere de la cooperación, no sólo de las personas que la padecen y de sus familias, sino de múltiples organismos tanto públicos como privados. Es importante educar a la población de manera adecuada acerca de las enfermedades mentales, reconocer que al aceptarla y controlarla se puede llevar una vida normal, integrarse en la comunidad, estudiar, trabajar y relacionarse. La disminución del estigma alrededor del paciente puede promover que sean atendidos de manera más temprana, mejorar sus redes de apoyo, evolución y pronóstico más favorables, que los individuos se reintegren lo más pronto posible y de la mejor manera a la sociedad.

Jenifer buitrago

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