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Comiendo callado. El problema de promover el consumo de carne de cerdo en Colombia

Por: Yilbert Sebastián Alonso Ávila 

 

Siempre he creído que una buena alimentación es sinónimo de buena salud, las personas que desean alimentarse de una manera más sana hacen lo posible por consumir productos que proporcionen un mejor bienestar a su cuerpo y los mantengan llenos de nutrientes y energía, así que adquieren lo que la mayoría de la gente y las grandes empresas que dominan este tipo de industria en el país les recomiendan, puesto que aseguran que esos productos tienen los nutrientes necesarios y que ellos necesitan. Pero la realidad es otra, hace tan solo un par de décadas el consumir alimentos como la carne de cerdo representaba una celebración o un momento especial, rara vez se consumía por simple costumbre ya que su precio era un poco elevado y se prefería la carne de res o el pollo. 

Pero ¿cómo es posible que hoy en día la carne de cerdo sea uno de los productos con mayor crecimiento de consumo en el país? Tan solo en el 2010 el consumo de cerdo era de 4,2 kilos al año por persona, pero en el 2017 el consumo de este producto logro llegar a los 9,3 kilos al año por persona. Esto se debe a la gran facilidad y acceso de la gente que la gran industria cárnica porcina ha logrado construir a lo largo de todo este tiempo, con miras a expandirse internacionalmente y haciendo del país uno de los principales productores de carne de cerdo de sur América. 

No obstante todo este crecimiento y expansión tiene un costo, Colombia es un país rico en biodiversidad, con grandes fuentes de recursos naturales que podrían potenciar la economía a niveles inimaginables, creando otro tipo de industrias que serían más amigables con el medio ambiente; en cambio la industria del cerdo necesita de grandes extensiones de tierra para la crianza de estos animales, promoviendo la deforestación y atacando la fauna del lugar, sin tener en cuenta que se requiere de un gran consumo de agua para darles a beber. Además, aún no se pone en consideración el hecho de que expulsan cantidades considerables de gas de efecto invernadero y que liberan grandes proporciones de nitrógeno y fósforo al medio ambiente debido a las altas dosis de cobre y zinc que se les suministra para acelerar su crecimiento. 

Por otra parte, grandes empresas aún siguen creando mecanismos para incentivar el consumo del cerdo en Colombia, imponiendo con su poderío una imagen sana y cautivadora sobre él, aun sabiendo los riesgos a los que la gente se expone al consumirlo debido a que está cargado de altas cantidades de colesterol y grasas saturadas, las cuales pueden llegar a causar enfermedades como lo son ataques cardíacos, diabetes, artritis, osteoporosis, alzheimer, asma, impotencia sexual y cáncer de colon; esta última según la organización mundial de la salud (OMS) relaciona el alto consumo de carne roja con esta enfermedad. 

A pesar de ello el gobierno colombiano ha implementado leyes que incentivan este tipo de industria, aunque que no es la más factible tratan de hacerla rentable con leyes como la de agro ingreso seguro, la cual se convirtió en uno de los escándalos de corrupción más famosos en Colombia y por la cual varios dirigentes políticos terminaron en la cárcel o están siendo investigados. Fue el empuje para que empresas de algunos de los políticos más influyentes se beneficiaran y crearan un empoderado solido en algunas de las regiones de Colombia; empresas como Lfazenda la cual pertenece al expresidente Álvaro Uribe Vélez y a algunos allegados, tiene una influencia y consumo importante en el país, ya que, en el 2017,  1 uno de cada 6 cerdos que se consumieron fueron de dicha empresa, lo que equivalió al 17% del consumo anual y aún sigue en aumento. Lo que preocupa es que los terrenos en donde se podría desarrollar la agricultura se están ocupando para la crianza de estos animales, sin contar que este tipo de empresas en vez de aliarse con los pequeños productores de carne de la región, los aplasta creando un monopolio en el que solo ganan empresas como esta, agrandando la brecha de desigualdad en el territorio. 

Analizando el panorama de este tipo de negocio solo me queda concluir que no vale la pena consumir un producto tan innecesario e impuesto para el beneficio de unos pocos y que además no tiene nada de provechoso ya que afecta al medio ambiente, a la salud y a la economía del país. 

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