Para nadie es un secreto que en nuestro amado país los departamentos y municipios ricos en recursos naturales irónicamente es donde la pobreza eleva excesivamente sus niveles, lugares sometidos a baja cobertura en acueducto y alcantarillado, desplazamiento de las comunidades por los megaproyectos y actores armados encargados de la seguridad de las multinacionales, disminución de actividad agrícola por causa de la minería, desnutrición crónica persecución y asesinatos a líderes comunitarios que luchan por la preservación del medio ambiente.
Un claro ejemplo es la Guajira allí la exploración y explotación de estos recursos cobra vidas, recursos como carbón, gas natural, petróleo, sal y otros yacimientos minerales, de donde se obtienen ganancias económicas innumerables, las cuales deberían ser entregadas a las comunidades en servicios de agua, luz, vivienda, salud, educación, tierra, salario, carreteras, bienestar social; pero desafortunadamente son traducidas en desnutrición y muerte por carencia de agua potable de las comunidades indígenas y campesinas rurales.
Durante la pandemia por el COVID 19 queda en evidencia la falta de inversión en salud para estas comunidades dado a que solo cuenta con tres hospitales de baja complejidad, que carecen de recursos suficientes para garantizar la salud de los habitantes de este territorio.
Escritor: Maicol Ortiz