UN POCO DE HISTORIA
Durante doscientos años nuestro país ha sido administrado por sectores económicos y políticos poderosos que mantienen una visión tradicional del poder, buscando concentrar los recursos en unos pocos en detrimento de millones de pobres excluidos. Esta postura se ha legitimado bajo el nombre de democracia, pero de ello tiene muy poco. Un gamonal engaña a los demás con promesas falsas para que le entreguen su voto, o desaparece su voto o lo tacha cambiándolo para ellos y es elegido para usurpar los recursos de todos, usándolos en su propia ambición y acumulación.
Todo ello ha hecho de nosotros una sociedad fragmentada, plagada de violencia en donde se presume: desde que yo esté bien el resto poco me importa. Con esta postura egoísta y mezquina, cultivada por los poderosos y por la sociedad de consumo, será difícil construir el mundo diferente que la mayoría requerimos para tener un buen vivir.
Hemos oído hablar del poder popular y de la cultura solidaria, pero el ruido que generan los medios tradicionales, patrocinados por los mismos poderosos, nos hacen perder la fe en nosotros mismos y en nuestra capacidad de organización.
En sectores populares hay más conciencia sobre esa cultura solidaria, pues a pesar de que no se tenga en cuenta para los sectores poderosos, es ella quien ha permitido que los de abajo puedan sobrevivir. Desde que el actual presidente fue alcalde de la capital pudimos ver cómo los procesos sociales en los territorios se fortalecieron, los medios de comunicación, la economía popular, los vendedores informales, las organizaciones sociales y las pequeñas empresas tuvieron el apoyo decidido del gobierno local.
Dicho fortalecimiento generó esa confianza en el gobierno de turno que no pudieron acallar los sectores poderosos tradicionales. Pues era evidente que se podía construir una economía desde la base, en donde hubiese un beneficio colectivo, dignidad y transformación del territorio a partir de las mismas comunidades y del trabajo popular.
Fue en esa misma alcaldía como apreciamos el desprecio de los poderosos a las decisiones populares y fue suspendido el alcalde que por primera vez se preocupó más por los desfavorecidos que por sus amigos. Este hecho motivó una serie de movilizaciones populares, marchas, plantones, expresiones artísticas y culturales que no sólo devolvieron el poder al alcalde sino que además generaron la idea de que el poder popular podría llevarnos a conseguir el gobierno que queremos. De ahí en adelante las movilizaciones no sólo han sido masivas, sino que tienen en sí mismas la voluntad de poder popular. En el 2018 vimos cómo se perdían las elecciones por parte del actual presidente, la gente indignada observó con impotencia innumerables denuncias e imágenes de fraude y cómo subía al poder un presidente que representaba los poderes tradicionales y los gobiernos que durante los últimos veinte años habían inundado al país de narcotráfico y paramilitarismo.
Las medidas del gobierno de derecha no podían ser diferentes: beneficios para los amigos poderosos, hambre, represión e impuestos para el pueblo. Encima vino la pandemia que confinó a la gente en sus casas sin apoyo gubernamental, mientras que el gobierno de derecha saqueaba el país como hoy en día sabemos.
Todo ello fue un caldo de cultivo para el estallido social. Durante meses, día tras día la gente salió a las calles para exigir un gobierno popular que en realidad beneficiara a la gente que había padecido las malas administraciones de nuestro país durante 200 años. El arte y la cultura, los medios de comunicación y distintos procesos sociales se dieron cita en las calles, mientras el gobierno de turno acallaba las protestas con represión, desapariciones y noticias falsas por los medios de comunicación tradicionales.
Fue ese estallido social, lo que permitió repensarnos la independencia que no alcanzamos en el siglo XIX. Las elecciones del 2022 abrieron paso al gobierno del cambio. Si bien ésta es la primera administración que piensa en la economía solidaria y en el poder popular, tiene poca experiencia en la administración del país. Ello ha sido aprovechado por la oposición para exagerar las problemáticas y achacarle al gobierno lo que sucede en las ciudades capitales que son administradas por gobiernos de derecha. Más en realidad, sabemos que se ha mantenido estable la economía con tendencia a subir, se están pagando las deudas del país, ha crecido la agricultura, el turismo, las carreteras se han mejorado, los centros educativos y de salud se han incrementado. Se han entregado tierras a campesinos, indígenas, comunidades afro, organizaciones sociales y firmantes del acuerdo de paz. Además, se ha combatido como nunca el narcotráfico y a sus beneficiarios. Con ella se ha buscado la paz total, pero es difícil en un país controlado por sectores económicos poderosos que también se enriquecen con la guerra.
EL PAPEL DE LOS PROCESOS SOCIALES Y LA CULTURA SOLIDARIA
La misma carga de violencia que ha asumido nuestro país ha creado una cultura de superación en nuestra gente, de tal suerte que si bien hemos padecido la crisis procurada por la desigualdad social, nuestra gente ha aprendido a salir adelante en la adversidad, pues algún camino debe encontrar para sobrevivir.
Son innumerables los ejemplos de organización y tesón por doquier en el país. Pero queremos destacar el papel de los colectivos de mujeres, los medios de comunicación comunitarios y alternativos, los colectivos ambientales y las organizaciones juveniles.
LOS COLECTIVOS DE MUJERES
Nuestro país al ser tradicionalmente conservador, mantiene también esa idea de que la mujer está sumisa a su marido. Hasta hace ciento cincuenta años las mujeres no podían tener propiedad privada, incluso si heredaban y estaban solas perdían la propiedad de manos del Estado, hasta hace setenta no podían votar y hasta hace un par de años no podían decidir sobre su cuerpo, es decir no podían abortar, una cultura religiosa era quien decidía sobre su útero. Aún existen debates sobre si la mujer debe decidir y no sobre el hecho del tratamiento médico que restaure sus derechos y la posibilidad de decidir sobre sí misma. Los feminicidios siguen siendo pan de cada día; la irresponsabilidad y el abuso de los hombres que consideran a la mujer como una posesión sigue siendo una constante.
El camino que han tomado las mujeres ha sido el de la solidaridad a través de grupos feministas que no sólo generan procesos de comunicación activos y dinámicos, también promueven acciones para cambiar las vidas de las mujeres y generar conciencia en otras mujeres sobre la necesidad de reivindicar sus derechos. Los colectivos de madres de víctimas de falsos positivos se han organizado también para visibilizar su tragedia y para promover acciones restaurativas, tanto es así que frente al caso de la Escombrera en la Comuna 13 de Medellín, mientras que la oposición y sus medios tradicionales negaban la situación, una cultura solidaria emergió en todo el país llenando múltiples ciudades y poblaciones con murales que daban la razón a estas madres que habían perdido a sus hijos en manos de paramilitares financiados por el gobierno de quién hoy en día se encuentra procesado por manipular testigos.
LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN COMUNITARIOS Y ALTERNATIVOS
La esencia del periodismo debería ser denunciar lo que afecta a la comunidad, informar sobre lo que requiere la gente. En este país los medios tradicionalmente han estado controlados por la derecha que es quien maneja el poder y los mensajes que recibe la población para inducirlos a pensar en su favor. Es por ello que existen actitudes arribistas que desconocen a su gente en los sectores desfavorecidos de nuestro país, pues constantemente son bombardeados con mentiras desde estos medios. Pareciera que su misión es desinformar.
Frente a ello han existido pasquines, volantes, periódicos y radios piratas que rescatan el papel de la cultura solidaria, pues en sí mismos buscan el beneficio colectivo a través de la información y la búsqueda de la verdad. Con el auge de la tecnología la producción de estos medios comunitarios, alternativos y populares fue haciéndose más accesible. Si bien muchas de las plataformas son propiedad de dudosas personalidades a escala mundial, la cantidad de información que se distribuye ha permitido que se filtren mensajes que aportan al pensamiento crítico y que resultan indispensables para comprender las problemáticas reales de nuestro país. En la actualidad existen cientos de medios de comunicación alrededor del país que plantean una visión más cercana a las comunidades, que sirven de puente para que los que nunca han tenido voz puedan expresarse, que hacen esas investigaciones que nunca se hicieron y explican nuestro pasado, que desmienten las informaciones falsas de la derecha, las deconstruyen y le permiten al lector construir un discurso crítico en el que pueda repensarse la sociedad y comprender el engaño en que hemos vivido.
La cultura solidaria ha permitido que estos colectivos persistan a pesar de amenazas, intimidaciones y la falta de apoyo gubernamental. Si bien, el otrora alcalde Gustavo Petro fortaleció algunos de estos medios, los siguientes gobiernos han preferido continuar girando miles de millones de pesos a los medios tradicionales de sus amigos poderosos. Por supuesto, no todos los medios tienen las mismas convicciones políticas o la búsqueda de transformación social, pero cada vez existen más medios e incluso influenciadores que están dedicados a dar el debate político sobre el poder como antes no se ha hecho.
LOS COLECTIVOS AMBIENTALES
Al ver la crisis ambiental, la falta de preocupación de los gobiernos de derecha por el cambio climático, la ignorancia de la población frente al daño que le hacemos al planeta, múltiples colectivos se han tomado territorios para enseñarle a la gente que de la tierra es de donde obtenemos nuestro sustento. Mientras en otra época hacer una huerta era parte de un grupo de desocupados, hoy en día esa presión social (que en últimas también resultaba de una cultura solidaria en donde existía preocupación por el otro) ha generado múltiples procesos huerteros en donde la gente transforma sus residuos orgánicos a través de compostajes o pacas y surge una cultura ambiental en donde la gente misma comienza a desarrollar acciones pequeñas para transformar el planeta desde sí mismos y no desde las decisiones de los poderosos.
LAS ORGANIZACIONES JUVENILES
El estallido social fue sobretodo construido por grupos de jóvenes que en esos gobiernos de derecha (entendiendo ésta como la concentración del poder para el beneficio de unos pocos) no tuvieron oportunidades. En la calle existía una población juvenil que no tenía trabajo, tampoco estudio y mucho menos oportunidades. Por ello, mientras la derecha reprimía y se preguntaba por ese montón de vagos que día tras día salía a protestar durante más de tres meses, los jóvenes sabían que ésta era la oportunidad para cambiar la historia. Si bien, se ha juzgado la inexperiencia y falta de claridad de las nuevas generaciones, es un hecho que han sido ellas quienes con su participación han permitido que el país piense en el marco de una cultura solidaria, un país para todos desde nosotros mismos. Un país que pueda crecer desde la participación de todos los sectores y por ello estas muchachas y muchachos han hechos sentir su voz, no sólo en el Estallido Social del 2021, también en la actualidad promoviendo distintos procesos asociativos en donde ellos exponen su voz y la manera en que hacen parte de las decisiones del país.
Este es el momento de aprovechar lo que podemos hacer por transformar nuestro país, es necesario vincularnos al cambio y construir entre nosotros mismos el país que buscamos, ya nos hemos dado cuenta de que el actual presidente puede tener la mejor de las voluntades, pero si nosotros no ponemos nuestra actitud e intención de poder, será difícil alcanzarlo, pues son doscientos años de historia los que han construido esta cultura egoísta y mezquina o en palabras de Gabo: ambiciosa y racista. Podemos transformar el presente, pensando en un mejor futuro, pero para ello es necesario intentarlo a pesar de todas las adversidades construidas en dos siglos.
Por Sumando Voces