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HUMANISMO Y ARTE. Reflexiones sobre la formación de artistas en la ASAB

Por: MARIA CAMILA NIETO DUARTE

“Creemos un arte que sea capaz de cambiar los corazones de la gente. Que les alegre, que les de fuerza. Un arte que les haga sentirse vivos. Un arte que llegue directamente al espíritu de todos los hombres y también al de todas las mujeres. Un arte inconsciente que nos mejore como personas, que nos haga pensar. Un arte sin fronteras, sin religiones, sin razas. Y creamos en él como en un arma, pero no un arma de fogueo. Un arma de verdad que se tiene que hacer oír. Y que tiene que dar en el blanco”. (Película: NOVIEMBRE)

Parte de la comunidad académica de la Academia Superior de Artes de Bogotá (ASAB) conformada por sus estudiantes tiende a deshumanizar su labor como artistas, y por ello se deja ver este fenómeno como un estado de crisis al interior de esta. En pro de explorar esta tesis, en primer lugar describiré la formación y el propósito de la academia de artes como centro de formación en Bogotá. En segundo lugar, explicaré lo que entendemos por “humanismo” y del modo en que la indiferencia ante esta idea ha desencadenado un estado de crisis en el cual aparentemente se ven envueltos los actores de la comunidad de la ASAB. A continuación, especificaré la importancia de la sensibilidad en la labor del artista, para ello recurriré a ciertas meditaciones que he llevado a cabo durante mi experiencia académica. Finalmente, explicaré la razón por la cual es importante cambiar el modelo de la indiferencia en la formación de los artistas de la academia de artes.

La ASAB nace como un proyecto del Instituto Distrital de Cultural y Turismo durante los años 70, posteriormente durante los años 80 esta hizo parte de las siete escuelas de arte distritales. En 1991 la academia entra a ser parte de la Universidad Francisco José de Caldas, consolidándose en el 2005 como una de sus facultades (Herrera, J. 2012). Además, el proceso de obtención del Registro Calificado y de la Acreditación de Alta Calidad ha determinado las actividades académicas de los últimos años como lo afirma el profesor Herrera (2012) en su artículo publicado por la misma academia. Desde entonces, la ASAB se ha visto orientada hacia la optimización del recurso humano, estructural e infraestructura, para el autoexamen y el desarrollo de los logros cumplidos como queda ilustrado a continuación: “La diferencia, en el contexto de la actividad de acreditación, es que, en el debate sobre lo académico, lo artístico, quedó postergado, desplazado por el criterio de cumplimiento de requisitos y parámetros de medición de las operaciones académicas y administrativas” (Herrera, J., 2012, p. 20). Este hecho puede ser comprobado a través del análisis de las encuestas que deben resolver los proyectos curriculares pues éstas se enfocan en la justificación y  demostración de la capacidad operativa, y de la valoración cuantitativa de los recursos físicos y humanos.

“En el cumplimiento de las tareas del llenado de los requisitos de las encuestas para el registro calificado, el debate del saber artístico, que es el asunto central a que nos convoca el currículo, quedó postergado. La tarea de la acreditación se opuso a las reflexiones permanentes que el programa (los profesores) adelantaba en procesos y dinámicas internas” (Herrera, J., 2012, p 20).

Este énfasis en la evaluación a través de las encuestas mencionadas por el profesor Herrera ha desencadenado que la comunidad formada por estudiantes y maestros paulatinamente se vaya haciendo indiferente ante la sensibilidad humana que implica la formación artística. Sin embargo, el mismo autor señala que el ejercicio de la docencia en la academia sí ha dado cuenta de las modalidades de las prácticas artísticas contemporáneas y de sus discursos, y a su vez ha puesto en marcha estrategias creativas a favor de la apropiación de conocimientos, “pero esto lo han impulsado los perfiles e iniciativas de los profesores y de los mismos estudiantes, constituyéndose en una suerte de currículo oculto” (Herrera, J., 2012, p. 21). Es decir, a pesar del énfasis que propone la institucionalidad gubernamental, algunos profesores y estudiantes han llevado a cabo durante estos años actos de resistencia a tal política de la cuantificación y la deshumanización a través de lo que se denominaría como currículo oculto.

Es en la resistencia que la formación artística toma relevancia y encuentra su propósito humanístico. Pues, si bien el arte cambia y transforma vidas a su vez los actores en formación podrían fortalecer prácticas como la solidaridad y la comprensión del otro a pesar que las políticas gubernamentales traten de disminuir la parte humana y la sustituyen por resultados de encuestas. De esta manera el estudiante a través del arte puede transformar su realidad en pro de exaltar la condición humana.

Además, en relación al tema del humanismo encuentro que una educación humanista implica hacer referencia a aquel tipo de educación que busca formar integralmente a las personas, a transformar a los educadores en miembros activos de la sociedad, ver el ser humano más allá de la cifra que ofrece una estadística y así comprender al otro y ser actores en la búsqueda del bienestar de la comunidad. “El humanismo es un modo de ser humano, no una propiedad o cualidad adquirida ocasionalmente. La conjunción entre lo humano y el humanismo nos parece asunto inopinado, Su reacción denota el estado de crisis en que se encuentra el hombre; más aún, es la razón de la crisis” (Esquivel, N, 2003, p 316). Es por ello que podemos afirmar que se es o no se es humanista. Por tanto, ser un homo sapiens sapiens no implica la posesión de la cualidad del humanismo, pues el humanismo no es una cualidad que pueda ser tomada de manera pasajera o repentina. Además, Esquivel (2003) afirma que la consecuencia de la falta de comprensión de lo humanístico se configura como una crisis para la raza humana. Si bien, la comunidad de la ASAB no es la raza humana, si es parte de ella y se ve permeada por esta crisis. La academia en su origen propendió por una formación de ciudadanos activos y a su vez críticos inclinados hacía el humanismo como lo narra Herrera (2012) en el siguiente párrafo

“una institución de carácter integral que se anticipara al ideal de escuela integrada de las artes con una concepción avanzada y contemporánea ínter y multidisciplinaria, proyectada para una ciudad que en su momento todavía luchaba contra el peso de concepciones reaccionarias del arte y la cultura, una ciudad que buscaba caminos para la modernización de sus imaginarios y de su producción cultural” (p. 16)

Ante esta crisis general, los artistas, para ser un poco más específicos los actores, estimulan la sensibilidad humana y así aportan en la construcción de una comunidad a través de la creación de caminos de expresión y  de comunicación. Esquivel (2013) advierte que “tal humanismo no puede convertirse en un slogan, sino debe orientarse a la formación del hombre íntegro y cabal. Pues, la universidad es una comunidad académica que encamina al hombre a pensar, vivir  libre, responsable y auténticamente” (p. 317). Lo interesante de esta postura es mirarnos a nosotros mismos, esto nos hará reconocernos y de esta manera abrir expectativas de cambio. Adicional, en la comunidad de la ASAB se encuentran futuros profesionales que deben ser formados con un sentido humano capaz de cambiar la sociedad de manera positiva para sus miembros, no queremos decir que la comunidad carezca de sentido humano sino que el énfasis debe fortalecerse para evitar la cuantificación y deshumanización de la formación artística.

Entendido hasta este punto la crisis producida por la deshumanización y la necesidad de fortalecer el énfasis humanístico con el cual la academia fue fundada, nos referiremos ahora a una serie de meditaciones que he generado acerca del papel del actor en formación y su responsabilidad con la comunidad. En ese sentido afirmo que el arte es una herramienta liberadora que nos permite vernos y reconocernos. Así, se encuentran en el escenario una forma o método de escape de la vida diaria, de lo “cotidiano”. En la escena los actores hacen parte de un todo, no sé desvinculan del otro. Esta idea es presentada en el film Noviembre (2003) dirigida por Archero Mañas:

“-¿Sabe por qué quiero hacer teatro? -Realmente tengo muchísimo interés en saber por qué has venido aquí. -Se lo voy a decir. Quiero hacer teatro porque quiero hacer algo por mí y por los demás. Quiero hacer teatro porque creo que sirve para comunicarse entre los seres humanos, porque creo que puede ser un camino hacia el entendimiento y hacia la comprensión.”

De acuerdo a esto, el arte es un regalo, quizá una oportunidad de reconocernos, de vivir, de sentir y comprender al compañero, enfrentar las crisis de la deshumanización y así mismo poder superar el estado actual de lo estadístico y lo estandarizado. Encontramos (debido a la crisis humanística que afecta las distintas comunidades alrededor del globo) que la comunidad académica paulatinamente se aleja de la sensibilidad humana y se acerca a la perdida de sentido de la comunidad este hecho afecta la formación de los artista. Así queda retratada la necesidad de una reflexión acerca de la relación entre el arte y el humanismo, meditación que nos ha motivado a elaborar esta invitación hacia los estudiantes de arte dramático, como actores de la comunidad de la ASAB, a saludar, ser respetuosos, tolerantes, críticos, y nunca dejar de reflexionar sobre el origen de nuestra facultad y su propósito.

“Las discusiones sobre la institucionalidad y la academización del arte, la vigencia de las pedagogías, muchas veces contrastadas con los vertiginosos cambios en las prácticas artísticas, han sido esenciales en el espíritu de la Academia y de sus miembros, pues es en este espíritu de la movilidad ideológica y del pensar diferente, de proponer alternativas, donde radica realmente el origen de la ASAB” (Herrera, 2012, p. 21)

 

Referencias

Esquivel, N. (2003). ¿Por qué y para qué la formación humanista en la educación superior? Ciencia Ergo Sum, Noviembre 2003 volumen 10 N o03, Universidad Autonoma de México. Toluca, México, pp. 309 – 320

Herrera, Jorge. (2012) Breve historia de la ASAB: la prevalencia de una utopía. Revista ASAB, Vol. 6. No.6 2012 – ISSN 1657-9828. Bogotá, Colombia.

Feléz, J. (productor) y Mañas, A. (2003). Noviembre [Cinta cinematográfica]. España: Alta Films y Tesela Producciones Cinematográficas.

 

 

 

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