Cine colombiano, riqueza invisible

POR: Gloria Paola Buitrago Sierra

Bienvenidos a Colombia, un país donde se ocultan tesoros únicos en el mundo, tesoros que parecen ser admirados por todos menos por los que hacemos parte de ellos.

Cuando hablamos de riquezas colombianas seguramente nos tenemos que remitir a la abundancia de nuestros recursos naturales como el petróleo, el cual nos extraen y luego nos venden más costoso; o las semillas, las cuales no nos permiten cosechar porque es ilegal y es destruida toda la producción que de allí salga; o el café, que gracias a él somos catalogados como el país con el mejor café del mundo, y así con sin fin de riquezas. Pero además de nuestra materia prima, también existen otras riqueza que ignoramos con más frecuencia y lo más irónico es que las tenemos al alcance de nuestros ojos: el cine.

El cine en Colombia ha tenido un gran crecimiento durante la última década gracias al FDC (Fondo para el desarrollo cinematográfico). Según Proimágenes, en los últimos 5 años se han producido alrededor de 40 películas colombianas.

Es una fortuna que estemos creciendo en el séptimo arte, pero el apoyo se vuelve insignificante comparado con filmes extranjeros, así el ranking de las películas más taquilleras nunca están presentes películas nacionales con diferencias abismales.

Seguramente preferirá ver “Los Minions” que “Mundo Salvaje”, pero eso es algo que no debería causar controversia, puesto que es común nuestros referentes audiovisuales estén ligados directamente a la televisión privada. Somos infortunados al tener oro y no poderlo tocar, incluso cuando no nos impiden hacerlo.

Y como era de esperarse, los que terminan disfrutando lo valioso de nuestro país son los extranjeros ya que películas como “el Abrazo de la Serpiente” y “La Tierra y la Sombra” han sido homenajeadas en el festival de cine de Cannes, quizá no vio estas obras audiovisuales por falta de exhibición, por falta de publicidad o porque sencillamente no somos público para lo que es nuestro, no somos capaces de valorar lo que nos pertenece.

Finalmente como borregos seguimos siguiendo las masas con los ojos vendados, guiados por publicidades vacías que solo nos conducen a alejarnos de nuestra fortuna y siendo espectadores de aquellas películas colombianas que imitan esa mirada televisiva que ha invadido nuestras mentes.