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Arte y expresión política en los medios alternativos

Por: Estefany Romero Avellaneda

Existe una clara relación entre el poder político del arte y su lucha en contra de las lógicas del mercado. La experiencia desarrollada por Michael Shamberg, Paul Ryan, Frank Gillete, al frente de Raindance Corporation y TVTV además del manifiesto “guerrilla televisión” son el eje para analizar, en este caso desde el video-arte, la compleja relación arte-política. Para lograrlo, se plantean algunas preguntas orientadoras que  más que buscar una respuesta efectiva, pretenden suscitar reflexiones posibilitando el debate y el avance teórico en los intrincados caminos del arte. ¿Cuál debe ser el papel del arte en la sociedad? ¿Qué lugar ocupa el artista dentro de ella? Estas preguntas tan comunes tienen un componente determinante y es la participación de los medios de comunicación como un factor que genera opinión y consumo.

Guerrilla televisión fue un proyecto contracultural que se desarrolló en la década de los sesenta, principalmente en Estados Unidos. Este movimiento, que aglutinó a varios grupos de jóvenes video-artistas,  se convirtió en uno de los mayores referentes mediáticos de la época. Tenía como objeto de crítica las instituciones sociales y políticas establecidas en el país, aunque  era el poder alienante y masivo de la televisión lo que más contundentemente atacaba.  Para estos comunicadores, el video se convirtió en la forma de lucha y la cámara en el arma por excelencia para atacar los diferentes poderes hegemónicos, tanto culturales como políticos. Jóvenes insatisfechos con fenómenos sociales como la guerra de Vietnam, el desarrollo de la guerra fría, y que tenían algunas influencias del movimiento Hippie, fueron los que se encargaron de materializar esta iniciativa. Sin embargo, a pesar de la popularidad que pudo alcanzar  esta experiencia, la televisión guerrillera sucumbió ante las dinámicas de los medios masivos.

Para poder entender la apuesta política de “guerrilla televisión”,  es importante identificar el papel hegemónico de los Estados Unidos frente al mundo en el periodo de la segunda posguerra. Este país era el referente principal del mundo capitalista, y luchaba contra la Unión Soviética de ideología comunista por el dominio geopolítico a nivel mundial, proceso que se conoció como guerra fría. A pesar de encontrarse en un momento económico favorable, y de plantear procesos de igualación social basados en el consumo, muchos jóvenes de esta generación no estaban de acuerdo con la política desarrollada por su país. Se criticaban situaciones como, el intervencionismo en América Latina y la implementación de los valores capitalistas, a costa de todo, en el mundo. Desde finales de los años cincuenta, la tensión social que se vivía por el posible inicio de una guerra atómica y el miedo frente a los pensamientos diferentes, promovido por el macartismo, permitieron que diferentes grupos poblacionales como los jóvenes, las mujeres, los intelectuales y los afroamericanos, empezaran a ser parte activa de la política del país en la década posterior[1]. Por otro lado, el desarrollo económico basado en el consumo, incentivó el desarrollo de medios de comunicación y transporte, principalmente la televisión y la telefonía, lo que generó una sociedad de masas de alguna manera homogénea.

Uno de los más importantes avances en materia de comunicación se dio con la creación de la cámara de video portátil, Sony DV-2400. Los primeros en hacer uso de este mecanismo como una técnica comunicativa y de registro fueron las personas que no hacían parte de la élite política, económica o cultural del país, lo que refleja el carácter popular del artefacto.  Una característica aparentemente banal como el bajo costo de las cámaras, permitió el acceso a personas del común, familias y colectivos, para desarrollar diversos ejercicios de experimentación y presentación de su cotidianidad. El carácter experimental que ofrecía el video, al encontrarse en un territorio donde anteriormente no se había explorado permitía la libertad de no ser juzgado; nadie podía decir que estaba bien o que estaba mal hecho.

Esta misma herramienta fue usada por la “televisión guerrillera” para construir una alternativa a las grandes cadenas de comunicación. Los temas trabajados fueron las situaciones cotidianas, entrevistas a personajes del común y programas de tipo documental; en general, situaciones que no eran transmitidas por las grandes cadenas de televisión, o en las que se brindaban perspectivas diferentes a las mostradas por los medios masivos, dando privilegio al interior de los fenómenos sociales, a  las causas y la realidad de las noticias. La apuesta de la televisión guerrillera era lo que en palabras de Ron Brunett se puede identificar como un control comunitario de la información y el conocimiento[2]. Una información que proviene desde abajo. La televisión guerrillera se convirtió en una alternativa frente a las grandes cadenas de televisión que eran identificadas como una televisión sin escrúpulos, con falta de estética, incluso corrupta. Para los creadores de esta propuesta, los medios públicos  se encontraban al servicio de los grandes capitales y establecían una política alienante  para la población, desestimando la función social “iluminadora” que deberían tener los programas  televisados. Estas nuevas experiencias darían la razón a Michael Shamberg para denunciar en su libro “la televisión guerrillera” el carácter alienante de las grandes cadenas de televisión. “la televisión comercial es un agente de control, más que una fuente de iluminación”[3]Por tal razón, una de las banderas de la Raindance Corporation, y posteriormente de TVTV fue la democratización de la información y en términos generales, una descentralización de la misma.

Una de las mayores fortalezas con la que contó la tv guerrilla fue la transmisión en tiempo real, contrapuesta a la verdad maquillada que se mostraba en la televisión convencional. Esta apuesta política sacrificaba  la calidad de la imagen a cambio de una mejora sustancial en los contenidos. Por ejemplo, para el año de 1972, previo a las elecciones presidenciales,  TVTV  participó en las convenciones de los dos principales partidos políticos (Demócratas y Republicanos) con una visión diferente a las otras cadenas; no se enfocaron en los discursos de los grandes representantes políticos, o candidatos, sino por el contrario, grabaron el malestar de las bases del partido, los votantes jóvenes y los veteranos de Vietnam que se manifestaban en contra de la guerra. Se podría hablar de un periodismo desde abajo.

Críticos de televisión como James O´connor manifestaron que los cubrimientos de las convenciones estuvieron mucho mejor realizadas por TVTV  que por los medios de la red pública. Algunos de estos creadores provenían del cine, lo que permitió que desarrollaran un agudo sentido visual que agradara a la teleaudiencia. Gracias a esto, los trabajos que se desarrollaban, ganaban cada vez más calidad y prestigio en los medios escritos, un ejemplo  es “Lord of the Universe (1974), un documental premiado sobre las actividades del Guru Maharaj Ji y sus seguidores que le valió al grupo TVTV  un premio otorgado por la Universidad de Columbia a las nuevas formas de periodismo de difusión. Con estas buenas impresiones generadas a partir de la realización de video-documentales saltaron a la televisión pública a asumir una franja  de entretenimiento para la NBC.

Una vez que la posibilidad de público masivo se abrió, la naturaleza guerrilla televisión cambió. Con este salto de formato, el grupo perdió su originalidad; dejaron de hacer, lo que realmente sabían hacer; perdieron la identidad. Se competía en misma frecuencia, para los patrocinadores y para el público. Además, la madurez de los creadores, que para la década del sesenta solo eran unos jóvenes insatisfechos con ganas de protestar; pero que en la década del setenta ya tenían  hijos y responsabilidades hizo que el grupo iniciara un proceso de separación, fragmentación.

Habiendo mencionado las características temáticas de los grupos que se inscribieron en esta propuesta de televisión guerrillera, vale la pena reflexionar sobre el verdadero carácter crítico de estas nuevas formas audiovisuales. En el caso de la televisión comunitaria, el control que se tiene sobre la información se convierte en una auto curación en la comunidad, pues este empoderamiento permite evidenciar lo que falta en la cotidianidad de las personas[4]. Sin embargo, la televisión guerrillera no llegó del todo a ser una televisión comunitaria, por más que sus contenidos se presentaran en teatros y circuitos cerrados de televisión. El desarrollo del cable y los circuitos cerrados de televisión se convirtieron en una opción para llegar a mayores audiencias. Más bien, lo que se evidencia por parte de la guerrilla televisión es una apropiación de temas, hasta el momento ignorados por las cadenas comerciales, y que permitieron llegar a otro tipo de población o de mercado. El estar en contacto permanente con la comunidad, mostrar la cotidianidad y los personajes de a pie puede dar la sensación de cercanía, de identidad, pero no logran  transformar la relación de poder que caracteriza a los medios masivos. Tampoco permiten tomar una conciencia social que transforme el papel que juega el espectador en el manejo que se le da a la información.

Aunque la experiencia de TVTV y su “guerrilla televisión” no logró consolidar un movimiento realmente transformador de la realidad tanto social, como de los medios de comunicación a los que se enfrentaban, no podemos desconocer los aportes que generaron frente al trabajo comunitario y la necesidad de acercarse a las bases sociales. El intento de mostrar los elementos propios de las comunidades es la mejor manera de iniciar un verdadero proceso transformador de la realidad, característica propia de todo lo que se defina como guerrilla.  Podríamos entender la guerrilla televisión como una alternativa que propone un pensamiento crítico en la medida que le permite a los espectadores asumir un papel más activo en la búsqueda y la presentación de la información. Finalmente, cabe la reflexión, nunca agotada, si los artistas son un agente transformador o de denuncia, o simplemente son un engranaje más dentro de la maquinaria político-económica a la que pertenecen.

Bibliografía

  • Boyle, Deirdre. Subject to change: Guerrilla Televisión Revisited. Art Journal. Fall, 1985
  • Burnett, Ron. Video: the politics of culture and community. En: Renov, Michael and Suderburg, Erika (ed). Resolutions Contemporary Video Practices. Minneapolis (MN), University of Minnesota Press, 1996.
  • de los Ríos, Patricia. Los movimientos sociales de los años sesentas en Estados Unidos: un legado contradictorio. Sociológica [en línea] 1998, 13 (Septiembre-Diciembre): [Fecha de consulta: 24 de septiembre de 2017] Disponible en:<http://4www.redalyc.org/articulo.oa?id=305026670002ISSN 0187-0173

[1] de los Ríos, Patricia, Los movimientos sociales de los años sesentas en Estados Unidos: un legado contradictorio Sociológica [en línea] 1998, 13 (Septiembre-Diciembre) : [Fecha de consulta: 24 de septiembre de 2017] Disponible en:<http://4www.redalyc.org/articulo.oa?id=305026670002> ISSN 0187-0173

[2] Burnett, Ron.  Video: the politics of culture and community. En: Renov, Michael and Suderburg, Erika (ed). Resolutions Contemporary Video Practices. Minneapolis (MN), University of Minnesota Press, 1996.

[3] Boyle, Deirdre. Subject to change: Guerrilla Televisión Revisited. Art Journal. Fall, 1985

[4] Burnett, Ron.  Video: the politics of culture and community. En: Renov, Michael and Suderburg, Erika (ed). Resolutions Contemporary Video Practices. Minneapolis (MN), University of Minnesota Press, 1996.

 

 

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