Para muchos el proceso de paz no debe ser un tema que tenga que tener una salida negociada, por el contrario es derecho de todo ciudadano, pero estamos en Colombia, y la realidad es otra.
El acuerdo del gobierno colombiano y las FARC ha tomado años y todos han sido logros para el país, poder si quiera coincidir en un lugar para el diálogo antes de los acuerdos es un gran paso y de allí partirían todos los puntos que buscamos en la mesa; En Oslo y sobre todo en La Habana se ha buscado el fin del conflicto armado, el cese al fuego y para esto por experiencia histórica, el gobierno sabe que lo mejor para un acuerdo es la negociación, los conflictos ideológicos han dejado mares de sangre y muertos por doquier y eso el país lo sabe de memoria, memoria que se necesita poner a funcionar para traer sobre la marcha actos violentos y momentos del pasado que no se necesitan volver a repetir.
La necesidad de un acuerdo en el que ambas partes concilien, dialoguen y acuerden sí es necesario, la intolerancia política debe tener un alto y la intolerancia de ambas partes también; renunciar a un acuerdo que por más de 50 años se ha tratado de hacer, donde en los 90’s al menos 8 acuerdos se trataron de realizar es echar en saco roto todos los actos injustos que por el conflicto han sucedido. No es vengar las muertes de jóvenes, campesinos y niños, es ser partícipe de un nuevo momento para el país.
Ante los ojos del mundo, Colombia ha estado en todas las estadísticas referentes al conflicto y a la violencia en el mundo entero, y partiendo de las mismas estadísticas, para salir de ese conflicto es la conciliación entre las partes involucradas en ese conflicto.
El referente de la democracia es otro punto a favor de una paz negociada, la desmovilización de personas que han sido partícipes de la guerra a una vida legal es otro gran paso a un país en paz, para nadie es un secreto que la vida civil para un/a excombatiente es de suma dificultad, más aún cuando el sector privado se niega a la oportunidad, y es otra gran razón de una salida negociada.
Cerrar la brecha entre el mundo urbano y el mundo rural es la solución política negociada para el país, y si estamos viviendo la culminación de este proceso, trabajemos entonces por creer y hacer más que menos por el país.
Y si quiere, plantéese esto, ¿Qué le hace mejor al país, el conflicto o un acuerdo con el conflicto?
La lista de los pros y los contras es extensa, pero la venganza, el olvido, la indiferencia, la oposición, la certeza no nos llevaran a la tan anhelada paz, todo extremo es malo y como todo extremo nadie lo quiere.
Y entonces ¿Negociamos?


